Control de la odontofobia y manejo del dolor en la clínica dental
La “odontofobia” o miedo al dentista es un trastorno de ansiedad muy común que está muy relacionado con el miedo al dolor.
El miedo y la ansiedad son para muchos pacientes un motivo para no acudir de forma regular al dentista, que dificultan o directamente impiden llegar al tratamiento dental. Resulta significativo en este sentido que sean precisamente los pacientes con malos hábitos higiénicos y/o un mal estado bucodental los que suelen experimentar mayor ansiedad.
¿Cuáles son las causas de la odontofobia y la ansiedad?
En cuanto al origen de esa odontofobia, resulta complejo establecer una única causa; el miedo al dentista suele ser multifactorial. Puede deberse a factores no cognitivos, como haber sufrido experiencias negativas en el dentista, especialmente durante la infancia, o tener una personalidad de tipo ansioso. Exponerse a personas que a su vez tienen miedo al dentista también puede acentuar u originar esta situación. Igualmente, el modelo familiar y el entorno son aspectos sin duda muy relevantes.
Hay otros aspectos que deben tenerse en cuenta, como el miedo a lo desconocido, el miedo a la falta de higiene o limpieza en la consulta, al que ahora también se suma el miedo a contraer el coronavirus. Son probablemente estos factores relacionados con la vulnerabilidad cognitiva los que tienen un mayor peso. Y noticias recientes relacionadas con el sector respecto a determinadas clínicas franquiciadas o clínicas low cost, no han ayudado en absoluto, más bien lo contrario.
Pese a que cada paciente pueda tener su momento de miedo, quizá el más común es el miedo a la anestesia y a los procedimientos quirúrgicos, y de todos ellos el miedo a las agujas es el que conlleva uno de los grados de ansiedad más elevados.
Fuera las prisas, ambiente relajado y mucha información
Crear un ambiente agradable para los pacientes es fundamental para generar una sensación de confianza, y esto se consigue desde el diseño del espacio, dotándolo de instalaciones amplias, limpias y acogedoras. Es muy importante dedicar tiempo al paciente, escucharle, no ir con prisas e intentar crear una sensación de confianza desde el primer momento.
Última tecnología en el control del dolor y la ansiedad al servicio de nuestros pacientes
Ya hemos dicho anteriormente que el miedo a las ajugas es uno de los más frecuentes que tienen los pacientes. Desde hace años contamos con tecnología en nuestras clínicas que reducen significativamente las molestias ocasionadas al anestesiar. La máquina de anestesia sin dolor Wand STA nos ayuda a preanestesiar la zona para que el pinchazo apenas se note. Este sistema además controla el flujo de la anestesia haciendo que el líquido entre en el tejido gota a gota sin presión como ocurre con una jeringa convencional, lo que evita el dolor que produce la entrada de anestesia en el tejido.
La sedación consciente con óxido nitroso es otra tecnología que ha modificado la experiencia de nuestros pacientes sustancialmente. Por un lado, aquellos pacientes que sienten miedo o ansiedad
ante los tratamientos dentales lo pierden y notan una sensación de bienestar y relajación. Y por otro, a aquellos pacientes que notan sensibilidad dental durante los mantenimientos, el óxido nitroso la elimina y consigue que vengan relajados al saber que no les vamos a anestesiar. Por último, produce una ligera sensación de amnesia que los pacientes nos manifiestan diciéndonos que el tratamiento se les ha hecho más corto.
El sistema AIRFLOW Pro-phylaxis Master de EMS es también una tecnología incorporada recientemente para los mantenimientos periodontales que proporciona una eliminación de placa y cálculo dental de forma mínimamente invasiva gracias al ultrasonido, proporcionando máxima precisión y comodidad para el paciente.
Para aquellos pacientes con hipersensibilidad dentinaria se puede utilizar un láser que en entre una y tres sesiones elimina o reduce esa sensación de sensibilidad.
Existen también otros sistemas para hacer más ameno el tiempo del paciente en el sillón dental: las gafas de realidad aumentada con una aplicación que permite al paciente que acude al odontólogo evadirse y superar la ansiedad, permitiéndole navegar por Internet, ver películas o documentales y leer periódicos y revistas mientras está siendo atendido. Después de probar estos sistemas, la percepción de los pacientes a la hora de venir al dentista se transforma.
Cuando se necesita dar un paso más
A veces se hace necesario por el grado de ansiedad, de la intervención de un psicólogo o “coach” especializado para que el paciente sea capaz de afrontar sus miedos. Es algo totalmente recomendable y con unas tasas de éxito muy elevadas que consigue transformar el miedo en confianza.
El “motor” que va a llevar al paciente a pasar de una situación actual de ‘miedo’ a una situación deseada de ‘superación’ es que sean capaces de plantear un diálogo interno, algo tan sencillo como hablar con nosotros mismos, pero que no solemos hacer por la situación de estrés en la que vivimos”. En este sentido, para ayudar a los pacientes que sufren este miedo a dar los pasos necesarios para superarlos hay una serie de preguntas clave: “Cuando lo he intentado, ¿Cómo me he sentido?”, “Cuando lo intente, ¿Cómo me quiero sentir?”, “¿Cuáles son las limitaciones que me impiden superar este miedo?” y “¿Quién me puede ayudar?”.
Para recuperar el control y la calma en este tipo de situaciones, la relajación es otra de las claves, y los ejercicios de respiración son fundamentales para ello. Al principio hay que aprender a realizar estas respiraciones sentados o tumbados, en un lugar relajado, libre de distracciones y llevar ropa cómoda. El objetivo es convertir esta práctica en un hábito al que podamos recurrir cuando sintamos ansiedad.
La respiración resulta fundamental, ha de ser en todo momento abdominal para que pase la mayor cantidad de oxígeno a los pulmones. Hay que inspirar el aire por la nariz profundamente, retener dos o tres segundos y espirar el aire por la boca suave y lentamente. Diez veces hasta que seamos capaces de hacerlo bien y tres cuando ya hayamos aprendido. A medida que respiramos hemos de ir tomando conciencia de cada una de las partes del cuerpo (frente, párpados, boca, cuello, pecho, abdomen, caderas, muslos, gemelos, tobillos, etc.).
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