La temida sensibilidad dental puede tener los días contados

Sensibilidad Dental

La temida sensibilidad dental puede tener los días contados

Se ha publicado un interesante artículo en prensa donde se habla del problema de tomar alimentos fríos y la dolorosa sensibilidad dental. Este trastorno, que se produce generalmente cuando se daña la capa más externa de los dientes, puede convertir un postre helado en un auténtico dolor de muelas. Ahora, un nuevo estudio ha desvelado que la clave de este dolor está en la proteína TRPC5 y en los odontoblastos, unas células encargadas de la producción de dentina. La primera actúa como canal transmisor de los estímulos que llegan a los dientes, mientras que las segundas tienen una función sensitiva no conocida hasta ahora.

Nuestros dientes, a pesar de ser duros, no son bloques macizos. Bajo la capa externa (lo que conocemos como esmalte), se encuentra la dentina, una segunda capa atravesada por unos túbulos que van desde el esmalte al nervio. Es en estos pasillos donde la proteína TRPC5 actúa, haciendo de canal transmisor. Cuanto más dañado esté el esmalte, más fácil será para este compuesto conectar el nervio con el exterior del diente. Esta erosión se produce por diferentes factores, como el tipo de dieta o malos hábitos como rechinar los dientes.

¿A qué se debe la sensibilidad dental?

La sensación de frescor que provoca un chicle de menta en nuestra boca es la respuesta de una proteína, que se activa ante un estímulo. Permite sentir el frío, pero sin que nos haga daño o nos resulte molesto. “Esta proteína está en la piel, en la córnea de los ojos, en los dientes…”, enumera Carolina Roza, investigadora y profesora en la Universidad de Alcalá (Madrid) y una de las desarrolladoras del estudio. 

¿Qué es la hipótesis hidrodináminca?

Hasta el momento, la teoría más extendida sobre qué causaba este dolor era lo que se conoce como hipótesis hidrodinámica. Según esta tesis, el líquido presente en los túbulos de la dentina se movería ante los estímulos provocados por la comida y activaría los nervios, causando ese dolor tan característico. Sin embargo, había pocos detalles sobre este proceso.

Los tratamientos actuales no siempre son eficaces”, asegura Lior Shapira, presidente de la Federación Europea de Periodoncia y profesor en la Universidad Hebrea de Jerusalén. Más allá de los dentífricos que taponan los túbulos de la dentina o que insensibilizan los nervios, las opciones para tratar la sensibilidad dental pasan por colocar agentes selladores en una clínica dental (algo que requiere varias sesiones y es caro) o una intervención quirúrgica. Pero este nuevo descubrimiento abre una pequeña puerta: “Si este estudio se confirma en personas, será posible desarrollar nuevos dentífricos y geles que incluyan sustancias que bloqueen estos receptores, lo cual puede ser mucho más efectivo”.

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